La inocencia, tesoro de la niñez – Angélica García

LA INOCENCIA, TESORO DE LA NIÑEZ

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El origen de la palabra inocencia o inocente, proviene del latín: “inoccens”, formada por el prefijo negativo “in” y la palabra “nocens”, que viene del verbo “nocere”, que significa hacer daño, asociado a nocivo o dañino. Así es que la palabra inocente significa entonces “no dañino”, que no hace mal, lo que en biología se denomina “inocuo”.
Jesús dijo a sus discípulos: “Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de los cielos es de los que son como ellos.” (Mateo 19:14) Esto quiere decir que debemos tener la inocencia de un niño, un corazón puro, un corazón que no albergue odios ni rencores, envidias ni malas intenciones, un corazón como el de un niño, sin elementos nocivos en su interior, un corazón inocente. Y el Señor lo corrobora al decir: “De cierto les digo, que si ustedes no cambian y se vuelven como niños, no entrarán en el reino de los cielos.” (Mateo 18:3)
El Señor menciona a los niños para enseñarnos que debemos de ser como ellos para entrar al cielo. Así de valiosa, así de importante es la inocencia de un niño, es sagrada, es un don de Dios que nadie tiene derecho a arrebatar.
En estos tiempos difíciles que estamos viviendo, los niños están siendo blanco de la maldad que se ha multiplicado dentro de la sociedad, como estaba profetizado: “y tanto aumentará la maldad que el amor de muchos se enfriará.” (Mateo 24:12) Seres humanos sin escrúpulos, con el pretexto de “ampliar” su educación, están intentando imponer leyes que arrebatarán de los corazones infantiles ese tan preciado tesoro de la inocencia.
El corazón de un niño es el espejo del corazón de Dios. Quien atenta en contra de la inocencia de un niño, atenta en contra de Dios. Dice Jesús en el evangelio de Mateo 18:6: “A cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran al cuello una piedra de molino, y que lo hundieran en el fondo del mar.” Esto significa que cualquiera que interfiera, cualquiera que atente en contra de la inocencia de un niño, más le convendría que lo echaran al fondo del mar con un gran peso colgado de él para que no pudiera salvarse. Así de grave es esa acción y así de grave es el castigo que merece.
Estamos viendo que como una plaga apocalíptica, los gobiernos de casi todo mundo se inclinan a imponer cambios de alto riesgo moral, incluyendo las escuelas, en donde se pretende impartir clases de educación sexual desde kínder. En algunos países incluso, esto ya es un hecho. En estas clases se busca que los alumnos desde su más tierna edad tengan conocimiento y acepten la diversidad sexual (variedad de preferencias e identidades sexuales, como por ejemplo los homosexuales, bisexuales, heterosexuales, pansexuales u omnisexuales y asexuales, los transgéneros, los transexuales y los intergéneros) como algo absolutamente normal. Es inadmisible que se involucre a niños pequeños en estos temas, pero además se les intenta confundir acerca de su propia identidad, porque se les dirá que no tiene nada de malo si un niño quiere vestirse de niña y jugar con muñecas y una niña vestirse de niño y jugar con juguetes de niño. En algunos lugares enseñarán a los niños que la emoción es la que decide si es hombre o mujer, y estará prohibido enseñar que el sexo de cada persona está decidido desde antes de nacer. También se les enseñaría a través de sus libros de texto, lo qué hacen mamá y papá cuando cierran la puerta de su recámara. Estos cambios en la educación incluyen informar a los niños pequeños lo que todavía no necesitan saber y que seguramente provocará un trauma en sus mentes inocentes. Los padres que no estén de acuerdo con este método educativo en las escuelas, correrán el riesgo de perder la patria potestad de sus hijos. No cabe duda que el mundo se está preparando para el gobierno mundial y dictatorial del anticristo.
Padres de familia en diferentes lugares del mundo se están manifestando en contra de este tipo de barbaridades, en una lucha entre el bien y el mal. El enemigo de Dios está trabajando intensamente porque sabe que falta poco para que el Señor venga por los suyos y los niños se irán con Él, los primeros. A Satanás le conviene que haya menos inocencia y más maldad cada día entre los seres humanos.
¿Qué nos dice el Señor a los cristianos acerca de cómo reaccionar ante las ideologías actuales que van en contra de sus leyes divinas? La respuesta la encontramos en Efesios 5:11: “No tengan nada que ver con las obras infructuosas de las tinieblas; al contrario, denúncienlas.” Y aunque existe un mandato bíblico que dice: “Todos debemos someternos a las autoridades, pues no hay autoridad que no venga de Dios. Las autoridades que hay han sido establecidas por Dios. Por lo tanto, aquel que se opone a la autoridad, en realidad se opone a lo establecido por Dios, y los que se oponen acarrean condenación sobre ellos mismos.” (Romanos 13:1-2), debemos tomar como prioridad aquella cita que dice: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.” (Hechos 5:29).

El Espíritu Santo de Dios nos da el discernimiento necesario para distinguir claramente entre el bien y el mal, conceptos que están cambiando para esta sociedad actual, que a lo bueno llama malo y a lo malo bueno. Como hijos de Dios no podemos dejarnos engañar, no podemos dejarnos arrastrar por la corriente del mundo que lleva a la perdición. Cuidemos la inocencia de nuestros niños, al hacerlo estamos cuidando el don más preciado que después de la vida, les ha dado Dios. Oremos porque a los niños no les sea arrebatado ese tesoro.

Escrito por: Angélica García Sch.

Para: www.mujerescristianas

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