Cómo llevarse bien con la suegra

CÓMO LLEVARSE BIEN CON LA SUEGRA

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“No me ruegues que te deje y que me aparte de ti, porque donde quiera que tú vayas yo iré y donde quiera que tú vivas, yo viviré…” Rut 1:16

La historia de Rut en la Biblia, nos muestra que puede llegar a existir un gran afecto entre suegra y nuera, a pesar de que en el mundo se diga constantemente lo contrario y hasta se hagan chistes a costa de las suegras. Noemí era la suegra de Rut y ella no quiso dejarla sola cuando murieron sus hijos y juntas recorrieron el camino hacia Belén, el pueblo natal de Noemí. Allí Rut trabajó recogiendo espigas en el campo de Boaz, quien se interesó en ella por su nobleza, al permanecer junto a su suegra.
Rut y Boaz se casaron y tuvieron un hijo, Obed, quien sería padre de Isaí, que a su vez, sería padre nada menos que del rey David. Rut no solo cosechó cebada en aquel campo, sino que también cosechó el fruto de su buen corazón, una recompensa de amor y prosperidad.

En los tiempos modernos las suegras no han gozado de muy buena fama, se les ridiculiza y se les considera desagradables, intrusas y destructoras de hogares. La verdad es que algunas de ellas no son un caramelito de miel, pero hay que pensar que aquella señora tan especial es nada menos que la mujer que Dios escogió para ser madre del amor de nuestra vida, es decir, de nuestro amado esposo y eso la hace merecedora de todo nuestro respeto. Ella crio, alimentó, educó y formó a nuestro bomboncito y después de eso ni siquiera se lo quedó, hizo todo eso finalmente para entregárnoslo a nosotras ¡Algo de gratitud debemos de tener con ella! Además debemos de aceptar con agrado todo lo que el Señor nos mande y eso incluye a las suegras ¿no?.
Con las suegras hay que aplicar la regla de oro, tratarlas como nosotras quisiéramos ser tratadas, porque hay que recordar que un día, seguramente, también nosotras nos convertiremos en suegras. Ponerse en los zapatos de los demás es una actitud muy sabia en todo tipo de relación para que haya comprensión y armonía. Igualmente debemos pensar que así como nosotras queremos que nuestro esposo quiera a nuestra madre, él ha de desear lo mismo para la suya.

Tomando en cuenta todas estas cosas y manteniendo una comunicación abierta y sincera, basada en el respeto mutuo, podremos ser unas nueras como Rut, consideradas, cariñosas, capaces de establecer una buena relación con la madre de nuestro cónyuge. Y por último, algo muy importante para ganarnos la simpatía de la suegra es que hagamos dichoso a nuestro esposo, porque ¿qué madre no es feliz al ver feliz a su hijo?

Escrito por: Angélica García Sch.

Para: www.mujerescristianas.org

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