Estoy a tu cuidado Señor – Angélica García

ESTOY A TU  CUIDADO SEÑOR

Cuando estamos en angustia y dolor, ¿qué hacemos?… Recurrir a Dios en oración y pedir oración a los hermanos en la fe, es lo que primero hacemos los creyentes, pero muchas veces, a pesar de ponernos en manos de Dios, seguimos sintiendo esa angustia, esa incertidumbre…¿me oirá el Señor?…¿me responderá? ¿Cuándo, cuándo cuándo? Queremos una respuesta rápida y a veces nuestras mismas oraciones son apremiantes, presionando al Señor para que nos conceda nuestra petición a corto plazo. A veces inclusive, le decimos al Señor lo que debe hacer para solucionar nuestro problema, ¡cómo si supiéramos más que El! No podemos decirle al Señor «haz esto o lo otro», si hacemos esto interferimos en el plan que El tiene para ayudarnos. Nos convertimos en un estorbo para la solución a nuestra necesidad.

Dejemos actuar al Señor en plena libertad, presentémosle nuestras peticiones y abandonémonos en El, ya nada más tenemos que hacer, nuestra parte está hecha en la oración, la otra parte, le corresponde a El, en el tiempo de El y a la manera de El. Cuando realmente nos abandonamos a El, nos quedamos tranquilos y El, tranquilamente puede obrar en nosotros. No nos lamentemos por lo que nos está pasando, busquemos el propósito que el Señor tiene en esa prueba por la que estamos pasando. Después pidamos Su socorro, con calma, con la seguridad de que El está a nuestro lado, siempre que lo necesitamos.

A veces somos bastante fatalistas y hacemos las cosas más grandes de lo que son. Aumentamos de tamaño nuestro problema de tal manera que lo deformamos y esto también interfiere en la oración. Nuestra propia mente, a veces se convierte en nuestro peor enemigo. No confiemos en lo que nosotros creemos que puede pasar. Pidámosle al Señor que disipe nuestros miedos, el miedo es un estorbo en la oración también. No podemos estar temiendo lo peor al mismo tiempo que le estamos pidiendo ayuda al Señor, eso quiere decir que no estamos seguros de que El nos puede ayudar.

Tengamos la plena seguridad de que el Señor sabe manejar todos nuestros problemas, que no necesita de nuestra ayuda, que sabe cuándo y cómo resolverlos. Confiemos en que estamos al cuidado de El, ¿en qué mejores manos podríamos estar? En el momento en que depositamos nuestras cargas sobre El, El es quien las lleva, nos hemos librado de ellas. ¿Por qué seguir preocupados? ¿Por qué seguir intentando resolver nuestros conflictos por nosotros mismos? Cuántas veces nos hemos equivocado y hemos empeorado las cosas, ¿no es esto suficiente experiencia como para no volverlo a hacer?

Quizá alguna vez te encargaron algo y no lo hiciste porque te quedaste dormido, pero no sucede lo mismo con el Señor, ¡El nunca duerme!, no te preocupes. No pierdas el sueño a causa de tus preocupaciones. El quiere que duermas tranquilo, descansando en la confianza que El te inspira. Despierta en la mañana con la certeza de que El no se ha olvidado de tu necesidad. Solo dile. «Estoy a tu cuidado Señor» y créelo de todo corazón.

 

Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.   1 Pedro 5:6-7

Autora: Angélica García Sch.

Escrito para: www.mujerescristianas.org

 

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