Agua y aceite – Angélica García

AGUA Y ACEITE

¿Qué pasa si pones agua y aceite en una botella? Nunca podrán mezclarse ni podrán ser uno solo. Aunque estén juntos en un mismo lugar, no alcanzarán una unión total. Esto es lo que pasa con los matrimonios mixtos, entre creyentes y no creyentes.

María conoció a Raúl en su trabajo, simpatizaron, empezaron a salir juntos y fue naciendo el amor. Pero, había un problema, ella era cristiana y Raúl no. María lo invitó varias veces a su iglesia, pero él siempre tenía una excusa. Hasta que María ya no insistió más y lo dejó tranquilo, temiendo que él se molestara y la dejara. Pensaba que con el tiempo lo convencería… Un día Raúl le propuso matrimonio. María pensó que era una buena oportunidad para «recordarle» que sus creencias eran diferentes y que ella no dejaría de asistir todos los Domingos a su iglesia. Él le dijo que no tenía ningún problema con eso y María aceptó.
Después de casarse, María se fue haciendo a la manera de Raúl, poco a poco fue apartándose de la iglesia, él siempre la convencía de que se quedara con él los Domingos para hacer algo juntos…»¿acaso la iglesia es más importante que yo?», le decía. Hasta que María dejó de congregarse definitivamente. Su vida fue tornándose vacía, rutinaria, a pesar de que Raúl no era un mal marido, le faltaba algo, había un abismo entre los dos, algo no encajaba. No había esa unión total que debía haber entre esposo y esposa…

Casos como éste hay muchos. Mujeres que se casan con incrédulos, pensando que esto no va a afectar su vida cristiana. Lo hacen ilusionadas, pensando que después de casados, él se volverá a Dios como por arte de magia. La realidad puede ser muy diferente. La mayoría de las veces, el no creyente aleja de Dios al creyente.
Dice Deuteronomio 7:3 y 4: «Tampoco te unirás en matrimonio con ninguna de esas naciones; no darás tus hijas a sus hijos ni tomarás sus hijas para tus hijos, porque ellas los apartarán del Señor y los harán servir a otros dioses. Entonces la ira del Señor se encenderá contra ti y te destruirá de inmediato».
La Biblia es clara y precisa cuando aborda el tema de las uniones desiguales. No solo se refiere a la unión de pareja, sino que a cualquier clase de unión. La amistad con el mundo es enemistad contra Dios, cualquiera que quiera ser amigo del mundo, es un enemigo de Dios, eso dice Santiago 4:4. Si formas alianza de amistad con el mundo, la Palabra de Dios te declara enemiga de Dios, ¿qué será si formas una alianza de matrimonio?
Lo que sucedió con María y Raúl fue el efecto agua y aceite, la esencia de cada uno era diferente, algo había que no permitía la unión completa. Y es que los seres humanos estamos formados de: cuerpo, alma y espíritu. María y Raúl podrían ser muy afines en lo relacionado a su parte física (cuerpo) y también en lo emocional (alma), pero en lo que se relacionaba con su espiritualidad no había ninguna afinidad, Raúl estaba muerto espiritualmente y María estaba viva porque había nacido de nuevo espiritualmente. Podían vivir juntos, pero en espíritu estaban muy lejos y eso impedía la armonía total.
«No formen yunta con los incrédulos. ¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede tener la luz con la oscuridad? ¿Qué armonía tiene Cristo con el diablo? ¿Qué tiene en común un creyente con un incrédulo? ¿En qué concuerdan el templo de Dios y los ídolos?» (2 Corintios 6:14-16a).
«¿Qué armonía tiene Cristo con el diablo?»… «¡Mi novio es muy bueno, mejor que algunos cristianos que conozco!»… este es un argumento muy socorrido para las que se piensan casar con incrédulos, pero La Palabra de Dios siempre dice la verdad, dice que el diablo es el amo de este mundo, el padre de los que no son de Jesús. Si el novio no es de Jesús… es del diablo… no hay términos medios ¿Podrá haber armonía espiritual entre una hija de Dios y un hijo del diablo?… ¡Nunca nadie es lo suficientemente bueno como para estar al mismo nivel espiritual que una persona lavada con la sangre de Cristo! Tu novio o marido puede ser muy bueno, pero si ha rechazado a Cristo, delante de Dios está condenado. Van por caminos muy diferentes, tú vas camino al cielo y él, camino al infierno… terrible ¿no? Así que si tu pareja es agua y tú, aceite, piénsalo bien, nunca podrá haber comunión espiritual entre ustedes y esto será un desequilibrio para tu matrimonio. Tú vivirás con cargo de conciencia por alejarte de tu iglesia y de Dios, no tendrás paz.

Si eres una mujer cristiana de verdad debes tomar en cuenta a Dios en todo lo que hagas en tu vida y especialmente en algo que significa tu felicidad futura. Recuerda el mandamiento: «Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente. Éste es el primero y el más importante de los mandamientos» (Mateo 22: 37-38). Si amas a Dios realmente, tienes que estar dispuesta a obedecerle en todo. El resultado de la obediencia es bendición. Una persona que no ama ni sirve a Dios, que no conoce Su Palabra y que rechaza a Jesús, no puede ser de bendición para ti, por muy enamorada que estés.

Escrito por: Angélica García Sch.

Para: www.mujerescristianas.org

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