Eres una palmera – Maite Leija

A pesar de la apariencia frágil y delicada de las palmeras, la naturaleza tan especial que poseen en sus troncos es tan sorprendentemente flexible y resistente que son capaces de soportar fuertes vientos, huracanes y todo tipo de inclemencias de la naturaleza, es sorprendente la manera en que a pesar de haber sido azotadas y perder todo su follaje, no se quiebran, no se las lleva el viento, no las arrastra el agua, sino que se mantienen ahí plantadas.

En la vida cristiana pasa algo similar, quiero hacer alusión especial a las mujeres, esa parte delicada de la humanidad, que también es conocida como el famoso “sexo débil”, bien pudiéramos compararnos con una palmera, debido a nuestra naturaleza, ya que somos delicadas, frágiles, sensibles, algunas mas que otras, debo decir, pero todas poseemos esas cualidades.

En algunas ocasiones, a pesar de ser portadoras de dichas cualidades, nos toca enfrentarnos a situaciones difíciles, cosas fuera de nuestro alcance, problemas o dificultades que no distinguen género, tormentas y vientos que nos azotan y nos lastiman, a todas nos toca en algún momento pasar por ello, son simplemente cosas inevitables, pero que al mismo tiempo algo traen de madurez a nuestra vida.

Tal vez en estos momentos puedas estar en medio de una ola de problemas, puedes estar sufriendo los azotes de esos vientos fuertes que no sabes ni en que momento llegaron, puedes sentir como la fuerza de el viento te mueve de un lado a otro y tus hojas caen, pero hoy debes saber algo,  tu eres una palmera, tu tronco lo sostiene Dios, estas plantada bajo su cuidado y por muchas situaciones que se levanten y quieran arrancarte, no te moverán de donde estas.

A todas nos toca pasar por situaciones difíciles, mismas que a veces no podemos comprender en el momento, pero a pesar de ello siempre hay un propósito, algo nuevo que aprender, algo que si Dios ha permitido que pases es por que también permitirá que aprendas, que te renueves, que madures, que cuando pase todo esa ola de vientos y tempestad veas que puedes seguir de pie y te des cuenta que en Él eres fuerte por que es Él quien te sostiene, que todo tu follaje saldrá de nuevo y serás otra vez esa palmera que el sol caliente y la brisa acaricia.

Como palmeras florecen los justos; como cedros del Líbano crecen.  Plantados en la casa del Señor florecen en los atrios de nuestro Dios. Aún en su vejez, darán fruto; siempre estarán vigorosos y lozanos, para proclamar: El señor es justo, Él es mi roca, y en Él no hay injusticia.

Salmos 92: 12 al 15 (NVI)

Autora: Maite Leija

Escrito para: www.mujerescristianas.org

PUEDES COMPARTIR

Ahora puedes comentar con tu cuenta de Facebook: