Honra y Hermosura – Lucy Carmona

Honra y Hermosura

Sin duda uno de los temas interesantes en la Palabra de Dios es el de las vestiduras.  Al principio cuando Dios crea al hombre y a la mujer leemos que ellos  vivían desnudos y sin vergüenza ni culpa; sin embargo, a causa del pecado vino el hecho de que Dios mismo diseña y hace ropas a nuestros primeros padres.  Quiere esto decir que para Nuestro Dios siempre ha sido importante la vestidura ya que el mismo la creo para cubrir la desnudez del ser humano.

A través de toda la Biblia podemos ver que la textura, los colores y los diseños  de las ropas tienen su respectiva integración en los cultos del pueblo de Israel.  Leemos en el capítulo 28 de Éxodo sobre las vestiduras sacerdotales y específicamente el verso 2 donde dice que deberían ser para “honra y hermosura”. Vale la pena aclarar que  a pesar de que estamos dilucidando este tema; no es que estamos reemplazando nuestra vida espiritual, o nuestro testimonio por unas ropas físicas; las dos cosas deben estar en equilibrio.  La palabra “honra” se define como estima, respeto, dignidad; mientras que la palabra “hermosura” se define como agradable a la vista.  Hoy día escuchamos mucha gente que Dios lo que mira es el corazón, por eso debemos acudir a la Palabra de Dios que es nuestra guía de conducta y podamos vivir vidas dignas como hijos de Dios.  Aclaro que tampoco debemos ser extremistas, un vestido decente y a la moda no es malo.  El que estés atractiva no viola los principios bíblicos, pero debemos vestirnos de modo que mostremos nuestra feminidad y no nuestra sexualidad.

Muchos piensan que lo bello es malo, que las mujeres deben vestirse con ropa grande, color negra, cabello recogido y nada de maquillaje para no llamar la atención.  Pero la mujer es una de las obras más hermosas que hizo el Creador y la hizo con sus propias manos para coronar la creación  ¡Un diseño exclusivo del Altísimo!

El último grito de la moda no debería dictar y definir nuestro vestido y adorno; por el contrario deberíamos tener la confianza de que la mayor parte de nuestro atractivo no depende de lo que hayan en los estantes, sino que emerge de nuestro ser interior, nuestra apariencia no determina nuestro carácter.

Concluyo mi reflexión recordándote lo que  nos dice 1 Juan 2:17 “Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.”

 

Escrito por: Pastora Lucy Carmona

Para: www.mujerescristianas.org

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